Blogia
decetinaychiton

Escritos en Heraldo sobre Cetina y Quevedo de Juan D. Lasierra

Escritos en Heraldo sobre Cetina y Quevedo de Juan D. Lasierra

Entrevista a Joaquín Ibáñez Lacruz, cronista oficial de Cetina: "Quevedo sintió en la Corte madrileña nostalgia de Cetina".

02/08/2008

"Quevedo sintió en la Corte madrileña nostalgia de Cetina"  

"El escritor vino en 1626 a las Cortes de Monzón, que le sirvieron de base para su libro ’El concilio de los gatos"

"En una de sus cartas alaba las salchichas de Cetina. Dice que están celestiales y aconseja que ’no las desacredite el moho"

Quevedo y Cetina. Es una relación poco y mal conocida…

Así es...

¿Desde cuando se interesó por ahondar en esa relación?

Todo comenzó con una conferencia en la Casa de Cultura de Cetina con motivo del cuarto centenario del nacimiento de Quevedo, en septiembre de 1980. De ahí saldría "Quevedo y Cetina", que, ahora, con mucha más documentación, como la del Archivo de la Nobleza de Toledo, aparece en su segunda edición.

¿Cómo llega Quevedo a relacionarse con esa dama de Cetina que acabaría siendo su esposa?

Se conocen a través del duque de Medinaceli, cuyo caballerizo mayor, don Miguel de Liñán, era de Cetina y apoderado de ella.

Quevedo ya se había relacionado con Aragón anteriormente…

Quevedo viene en 1626 a las Cortes de Monzón, y es entonces cuando consigue licencia para publicar en Zaragoza "El Buscón". El dato es interesante no solo porque esa obra maestra tiene su primera edición en Zaragoza, sino porque quien le da la licencia es el que luego será su enemigo, Juan Fernández de Heredia, de Cetina (o Sisamón), que era regente de la General Gobernación de Aragón.

¿Y por qué se enemistaron?

Juan Fernández de Heredia era primo hermano del primer marido de doña Esperanza, la que sería mujer de Quevedo, y, como tal, estaba encargado de velar por los intereses de sus sobrinos. Problemas con la dote hicieron que entorpeciera las relaciones de Quevedo con doña Esperanza.

Leo en su libro que las Cortes de Monzón relacionan a Quevedo literariamente con Aragón…

Dichas Cortes, y los litigios que hubo en ellas entre Cataluña, Aragón y Valencia, le sirvieron de base para escribir "El concilio de los gatos". Además, hay otro hecho interesante, y es que durante su estancia en Aragón a Quevedo la Inquisición le retiene 82 de sus libros.

Es curioso que Quevedo, que siempre manifestó su animadversión por el matrimonio, fuera a perder su soltería a sus más de cincuenta años...

Hay escritos de Quevedo en donde rechaza el matrimonio, como en "Capitulaciones matrimoniales o El siglo del cuerno"; sin embargo, en la "Vida de San Pablo" dice: "El matrimonio es santo y sacramento, y bendito de Dios, y canonizado en los profetas, patriarcas y algunos apóstoles...".

Pero desde que se conocen Quevedo y doña Esperanza hasta que se casan pasan cuatro años…

Por lo menos. Es que de Roma no le llegaba a Quevedo la licencia para casarse con la viuda, requisito necesario para seguir gozando de sus beneficios eclesiásticos. Y eso hizo que se retrasara la boda.

Pero si Quevedo era clérigo, ¿cómo podía contraer matrimonio?

Quevedo gozaba de carácter eclesiástico como caballero del hábito de Santiago, sujeto a la regla de San Agustín, pero los caballeros de esa orden podían casarse, aunque debían guardar una gran austeridad en sus costumbres.

¿Qué razones influyeron en ese matrimonio?

En este matrimonio influyeron razones de soledad y económicas.

¿Quevedo se sentía solo?

Quien se sentía sola era doña Esperanza. Quevedo es que estaba harto de la Corte, de los pleitos con sus vasallos, y buscaba el sosiego en Cetina. Llega a comparar a Madrid con los infiernos.

Pero la convivencia conyugal duró poco…

Los vecinos de Cetina buscaban ser libres del poder señorial y aprovechan la pérdida de la viudedad foral aragonesa de doña Esperanza para no pagar los impuestos. Quevedo sale de Cetina para pleitear contra los vecinos y con intención de volver, pero las cosas se fueron complicando. Jamás se queja de su esposa en la correspondencia que he manejado.

¿Cómo se acogió en la Corte el matrimonio de Quevedo, dada la animadversión que concitaba?

Los enemigos aprovechan su ausencia para denunciarlo a la Inquisición y escribirle sonetos difamatorios y libelos crueles.

Literariamente, qué supuso para Quevedo su estancia en Cetina.

En Cetina fecha, el 5 de abril de 1634, "Envidia", que es la "Primera peste del mundo" y forma parte de "Virtud militante". No parece que le diera tiempo a mucho más. Hay que tener en cuenta que se casa el 26 de febrero y se va de Cetina el 25 de abril.

¿Se aprecia la presencia de Cetina en alguna obra?

No parece que influyera esa estancia de dos meses en su obra. Pero en una de sus cartas alaba las salchichas que se ha llevado de la villa. Dice que están celestiales, y aconseja que "no las desacredite el moho", o sea, que se coman pronto. Y en esa misma carta dice que desea salir de la Corte pues añora su estancia en Cetina.

¿Se conocen las razones de esa añoranza?

Quevedo, en Cetina, se podía dedicar a la caza, que le gustaba mucho, así como a dar paseos por el campo. Hay que recordar que Quevedo era amante de la huerta y tenía en su casa de Madrid árboles frutales, concretamente habla de sus naranjos, que tenía doce en tiesto y dos en tierra.

¿Cómo era Cetina entonces?

Estaba más poblada que ahora. En 1646 se dice que tenía 237 fuegos. En vez de alcalde tenía un Justicia. Había numeroso clero, y una industria floreciente relacionada con el cáñamo: alpargatas, sogas… Eran muy populares los juegos de bola. Y había un médico que tenía un método para curar los infartos. También hacía autopsias.

¿Qué recuerdos quevedianos subsisten en Cetina?

Se conserva la capilla privada de palacio, lugar en el que se casó. Y una calle y un grupo escolar llevan su nombre.

¿Cómo debería consolidar Cetina su relación con Quevedo?

Las Jornadas Quevedianas de este fin de semana son una buena iniciativa, que espero tengan continuidad. También, mostrando el palacio donde residió el escritor y que se encuentra necesitado de urgente restauración.

 Valle y Quevedo  

01/08/2008

VÍCTOR Pozanco, escritor, editor y amigo, pasa por Zaragoza, desde Galicia a Barcelona, su lugar de residencia y, como no me encuentra, me deja en la conserjería, como señal de su paso, dos de sus últimas ediciones, un par de novelas: "El cielo del tabernero", de Alberto Torrijos, un ingeniero de caminos conquense; y "Entre polvo y asfalto", de Carlos del Valle-Inclán, finalista del premio de novela Ángel Miguel Pozanco. Y como donde menos se piensa salta la liebre, resulta que el tal Carlos, como presagia su apellido, es tataranieto o algo parecido del genial autor de las comedias bárbaras y de los esperpentos barbarísimos.

Carlos, que debe estar por los veinticinco años, y que tiene una imagen (lo digo por la fotografía) que en absoluto recuerda a la de su ilustre antepasado, pues Carlos ni es de rostro angulado ni tiene el aire huraño, nos cuenta en un prefacio de la novela su relación familiar con el genial antepasado. Carlos conoció a un abuelo que conoció, a su vez, al gran escritor, del que era sobrino. Y recuerda a este abuelo cuando evocaba, con brillo en los ojos, "que aquella figura lánguida escondida tras la barba escribía tumbado en la cama, con una única mano, con una gafa con una sola patilla...". Total, que el joven Carlos ha crecido con aquella imagen en la retina, Valle -Inclán tumbado en la cama, escribiendo. Y no es extraño, que con tan singular privilegio, haya sentido la llamada de las letras y haya escrito esta novela: "Y me imaginaba como él. Tumbado en la cama, con una enorme barba, escribiendo. Pasando a la historia. Mi nombre en el lomo de un libro...".

Mañana comienzan en Cetina las I Jornadas Quevedianas, que celebran la singular relación que el autor de "El Buscón", otro genio, mantuvo con esta localidad zaragozana. Y Joaquín Ibáñez, cronista de la Villa, me envía la nueva edición de su libro "Quevedo y Cetina", que es una joya. Donde menos se piensa...

 -------------------

Quevediana    02/08/2008

Con una representación del "Encuentro de doña Esperanza y Francisco de Quevedo", seguido del "lanzamiento de monedas", empezaron ayer en Cetina sus primeras Jornadas Quevedianas, que no solo Teruel tiene la oportunidad de celebrar unas bodas famosas; item más, que bodas bodas las de Diego e Isabel lo fueron solo en el sentimiento, y las de doña Esperanza y don Francisco lo fueron con todas las de la ley, que bien de tiempo y papeleo les costaron.

Así que me alegra mucho que Cetina -el pueblo de mi querido Benito, el "soldado de los milagros"- honre a esos dos talludos amantes que, a poco que se esfuercenlos cetineros, van a entrar en la nómima de las parejas célebres aragonesas, junto a los amantes de Teruel o los de Montalbán.

Total, que mientras Cetina celebra sus Jornadas Quevedianas, y Joaquín Ibañez Lacruz, el cronista de la Villa, da a la luz una nueva edición de su "Quevedo y Cetina", la actualidad quevediana se completa con un notición bomba: que una carta y un romance revelan que el escritor vio la luz en Madrid el 14 de septiembre de 1580, y no tres días después, como hasta ahora se decía en los anales y enciclopedias.

La cuestión del error procede de una carta escrita por Quevedo a su amigo Sancho de Sandoval, en mayo de 1639 en la que le informa sobre la razón de su hombre, Francisco, «por haber nacido el día de sus Llagas», en referencia a la impresión milagrosa de las llagas de San Francisco de Asís, ocurrida el 14 de septiembre de 1224. Sin embargo, en siglos posteriores, la celebración de este hecho se retrasó hasta el día 17 para no coincidir con una fiesta mayor: la Exaltación de la Santa Cruz. La segunda pista es un romance autobiográfico en el que Quevedo alude a la fase lunar de la madrugada en que nació: "dos maravedís de luna" u ochavo, es decir, la fase entre la luna nueva y el cuarto creciente.

Pero esta quevediana tiene más sustancia y seguiremos. ------------

Quevediana-2     5-VIII-2008

Que Quevedo nació tres días antes de lo que se decía no ha cogido desprevenido a Joaquín Ibáñez Lacruz, autor de “Quevedo y Cetina”, cronista de la Villa de Cetina, y  gran estudioso del gran escritor barroco.

Le envié la noticia nada más salir por las agencias:

-- ¡Estarás contento de recibir en primicia este notición!

-- Por supuesto, pero no me extraña.

Y es que Joaquín Ibáñez es un gran experto en calendarios, y ya había constatado algunas otras anomalías en la datación de la biografía de Quevedo, como el hecho de que algunos documentos daten su nacimiento en 1642 y otros en 1643, según que se emplee el calendario convencional o el calendario de Navidad. Si se emplea el primero, que comienza en el 1 de enero, con la circuncisión del Señor, entonces se fechará en 1642, que es lo que hizo el cura, pero si se utiliza el segundo calendario, que inicia el año el 25 de enero, entonces nacería en 1643, que es lo que hizo el notario.

Total, que ahora ya sabemos que Quevedo nació tres días antes de lo que nos decían. El  escritor apunta en el texto -- que comienza «Parióme adrede mi madre- que nació en la madrugada de un miércoles.

«Quevedo tenía una enorme sabiduría astrológica y grandes conocimientos teológicos», subrayó José Luis Rivas Cabezuelo, presidente de la Fundación y autor de esta investigación, para quien «se ha hablado mucho de él pero se le conoce poco».  Se nota que no conoce a Joaquín Ibáñez, que lo sabe todo de Quevedo.

Un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense confirmó hace un año,  a través de análisis radiológicos, que los restos depositados en la cripta de Santo Tomás, en la parroquia de San Andrés Apóstol, de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), eran de Quevedo, despejando así las dudas que existían al respecto de su lecho de muerte, ocurrida en 1645. Sus restos revelaban la cojera que padeció el autor de ’El Buscón’. Lo que no le impidió ser amado por doña Esperanza, la señora de Cetina, y de Contamina, y de Sisamón, y de Sigüés….

 

 

0 comentarios