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En Saco Roto Heraldo de Aragón lunes 7 diciembre

En saco roto

 

Heraldo de Aragón Lunes 7 diciembre

 

Juan Domínguez Lasierra

 

Me voy... a los USA

 

He tenido una semana de aúpa. Casi estoy esperando con ansia mis catorce horas de avión para sosegarme un poco. Porque me voy a los USA. Aún no había quitado el polvo de mis babuchas moras cuando llegó la presentación de mi "Aragón legendario" en el Corte Inglés. Qué emocionante ver toda la sala llena de amigos. Por cierto, antes de que se me olvide, gracias a José Luis Orós por el regalo de su último fácsimil, aunque tengo que confesarle que se lo tuve que regalar a mi presentador de lujo, Pepe Pérez Gállego, porque en cuanto lo vió se enamoró perdidamente de él. No se podía explicar cómo se podía hacer una cosa tan bonita, y mostró tanta admiración y entusiasmo que, claro, no me quedó más remedio. Firmé tantos ejemplares que hasta tuvieron que ir al almacén a por más libros. Mi editor, José Luis Delgado, que vigilaba mis dedicatorias en pie, detrás de mí, estaba rojo de entusiasmo, y hasta el bigote se le movía de satisfacción. Ya había provocado las risas del auditorio, o sea, de los amigos, cuando declaré que lo iba a hacer millonario con este libro, mientras que yo no saldría de pobre, con ese ridículo diez por ciento que nos dan a los autores. Dicho sea esto como reivindicación a los derechos de autor, que aún me quedo un poco de mi ardor guerrero. Solo faltaron los que no podían venir por causas mayores, como Pedro Frías, Mariano Rubio, Eugenia, que sigue en Marraquesh o Antonio Herráiz, mi eximio corrector..., o Eloy Fernández Clemente, que me llamó por teléfono diciéndome que estaba en esos momentos recibiendo a este mundo a su última nieta. Unos alumbrando nietos, y otros, criaturas de papel, biznietos, o tataranietos de Gracián, dicho sea con sorna. No faltaron ni Rada Panchovska, la traductora búlgara, ni Paco Uriz, con Marina, con los que había comido ese día. 

 

Antón me llevó a "Borradores", y se me secó la boca de tal modo, entre tanto foco, que no podía articular palabra. Y ni siquiera tenía la bocina de Harpo Marx para hacerme entender. Aunque los técnicos no detectaron anomalías de sonido (?). Así que cuando Pilar Estopiñá, mi marquesa, me llevó a ZTV me aprovisioné de mi ración de agua y todo fue de maravilla. Luego vinieron los de Cuarto Milenio, con Juanje Vallejo a la cabeza, pero rapada, para hablar del "soldado de los milagros", de Cetina-Melilla, y también puse cerca mi vaso de agua. Solanilla, mi médico de familia, me dice que para esos casos hay que llevar un chicle en la boca, que a él le resulta. Pero a mí resulta feo estar masticando un chicle cuando hablo ante la cámara.

 

Y mañana cojo el avión para San Francisco, vía Madrid y Chicago. Yolanda, que es uno de mis ángeles de la guarda, me ha contratado un servicio de hotmail para que pueda escribir desde los USA (California, Kansas y Nueva York), donde estaré un mes y celebraré las Navidades. "We are so excited to see you!!! Lots of fun plans...", me escribe Kathy, mi sobrina. Así que no me queda más remedio que ir. Si no paso por el triángulo de las Bermudas, dicho metafóricamente, hasta pronto.

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