Cetina: Cabaré fardé en la noche de San Antón
Heraldo de Aragón Domingo 24 Enero 2010
CONJETURAS
Dionisio Sánchez
Cabaré fardé
SOMOS muchos los que andamos suspirando por la vuelta de las variedades cabarateras. En nuestra ciudad hubo un penodo apoteósico con la llegada de los so cialistas al poder. Durante los primeros meses de aquel gobierno, los ciudadanos podíamos asistir semana tras semana a las acidas y divertidas críticas que bajo fórmuías cabareteras se lanzaban al patio de butacas desde las tablas del veterano Oasis por el singular grupo Grifo para regocijo del público. Este humilde cabaré recogía baturramente la línea que había impulsado la creación del mítico Le Chat Noire y sus variantes posteriores.
La diversión duró poco: la democracia no era eso. El poder no estaba para risas ni críticas: para un ratico bien, pero de eso a encajar con periodicidad las melonadas y los chistes que generaba su todopoderosa gestión había un mundo. No podían soportar que desde un cabaré se hicieran análisis a los que -ni por asomo- llegaba la triste oposición de entonces (más o menos la misma que la de ahora). La "inteligencia" urbana socialista decidió que había que organizar todo ese mundillo para que el artisteo fuera tan solo un argumento estético más que jaleara la "profundísima transformación de la sociedad" que creían estar llevando a cabo. Y ahí se acábó todo. Incluso desdeñaron la jota por "franquista" aunque la Bullonera y el propió 'abuelo' Labordeta eran ejemplo de que el problema no era la música sino la letra. Y así llegamos a un amplísimo y aburrido periodo (que se ha prolongado hasta el mismísimo borde de nuestros días) de dirigismo cultural que nos ha dejado más planos que la cabeza de un 'makinero' a las seis de la mañana de un sábado cualquiera.
El otro día en Cetina, se celebró San Antón con un memorable cabaré fardé. No cabía un alfiler y la gente disfrutó de lo lindo. Dos pesetas y un alcalde moderno y eficaz tuvieron la culpa. ¡Hala a ver! ¡Menos patinaje y más cabaré!
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