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A Cetina hemos de ir

Heraldo de Aragón Domingo 16 de mayo de 2010

CONJETURAS  Dionisio Sánchez

HACE va algunos años, cuando desde el Paseo de Ruiseñores nos conectabamos con el resto de España a través del Centro Regional de TVE en Aragón, hubo un director que apostó por ampliar el escueto traje de sus emisiones (apenas veinte minutos diarios de informativos) y logró que Madrid concediera más tiempo para asomar la nariz. Tiempo que se empleó para hacer pequeños programas donde los espectadores, anonadados ante el invento herziano, descubrían que en las orillas de Ebro había ideas, ingenio y alegría. El peleón se llama Max Alonso y de él no se ha querido acordar nadie aunque muchos le deban el suelo donde pisan. Así son las cosas de la vida

De entonces viene mi devoción cetinera. Tuve la ocasión de realizar una serie sobre Pedro Saputo para dicho Centro y un capítulo llamado 'Mal de viudas' lo grabamos en Cetina. Y el rodaje fue una fiesta larga e intensa de la que todavía conservo amistades tan queridas que allí me siento como en mi propio pueblo. Y este próximo miércoles, día 19, todos los aragoneses y foranos que quieran darse un baño de arte tradicional, tienen una cita para asistir a un espectáculo sin parangón: la Contradanza de Cetina.

Algunos pasos de este baile se sabe que ya lo ejercitaban le los primeros cavernícolas que se instalaron en plena vega del Jalón (como así lo atestiguan algunas pinturas prehistóricas todavía en estudio) aunque los primeros datos sobre la Contradanza (entonces llamada "mogiganga") son de un viajero que contó las fiestas que pasó en Cetina en 1751. Mudanzas y "escuches" nos irán acercando, llevados por una música repetitiva a base de cíaríñete y tamboril, al meollo: 'El afeitado y la muerte del diablo', una suerte de pantomima que es toda una metáfora fantasiosa acerca de la vida misma. Solo así se puede entender que, al final, el diablo resucite y habite entre nosotros en una extraordinaria apoteosis final.

 ¡Amen!

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