Hoy en Heraldo: Quevedo contrae nupcias en Cetina
Decenas de vecinos participan en la representación de las V Jornadas Quevedianas
E1 pueblo de Cetina pudo asistir el sábado a las bodas entre Francisco de Quevedo con Doña Esperanza de Mendoza, señora de esta villa. Al caer la tarde, se celebró el acto central de las quintas Jornadas Quevedianas, en las que se recuerda un matrimonio en el que mas que amor… hubo interés.
El conocido escritor del Siglo de Oro contaba entre sus amistades con el Duque de Medinaceli, quien le animó a casarse con Esperanza, para lograr así que Quevedo se alejase de la Corte. El enlace se celebró el 26 de febrero de 1634, domingo de Carnaval, en la capilla del palacio-castillo de Cetina, y el matrimonio apenas duró tres meses.
Javier Martínez, que dio vida al avaro y alcahuete del pueblo, fue quien tuvo un papel más extenso en la representación. «Como Quevedo pretendía entrar en las puertas del cielo, en la obra se le van repasando los mandamientos para ver si ha cumplido ellos o no, y por eso va contando distintas mentiras», contaba Javier justo antes de iniciarse la representación de la boda. El año pasado, el propio Martínez hizo de Quevedo.
Amores y herencias
Desde que comenzaron estas jornadas, Mari Carmen Blasco es Doña Esperanza De riguroso negro, tal y como se casaban en siglos pasados, repasaba momentos antes de la boda los diálogos de su papel, «La señora de Cetina era la dueña del castillo, la rica del pueblo, se quedó viuda con tres hijos y aunque fue un matrimonio de conveniencia, ella debía de estar más enamorada que él», explicaba, ya un poco nerviosa, según reconocía, antes de subir a la plaza. Con a ella, de dama de honor iba Noelia Germán.- Otros años hacía de pobre y este año voy de rica», bromeaba la joven de 14 años.
El personaje del escritor fue encarnado por Antonio Cortés. Con sus gafas, perilla y bigote, sombrero y capa, este cetinero interpretó al protagonista solterón, con fama de vividor y con hábitos desordenados, que llegó pensando en una dote y en una herencia que no recibía por lo que no dudó en abandonar la Villa. Entre los invitados y a Ja ceremonia estaban el alcalde en la obra, llamado Ángel Maicas a en la vida real, y su mujer. «Yo solamente acompaño al alcalde y desde el primer año he participado», explicaba Charo.
Maicas señaló que se animó a representar un papel porque la idea de Las Quevedianas partió de su hija, Mari Carmen. «Estaré encantad de continuar porque es un aliciente más para el pueblo», comentó. En ediciones anteriores el programa de representaciones y actividades ha sido más extenso e incluía cuando venían a llevarse al hijo de Esperanza a la guerra de Flandes, las amonestaciones o la huida de Quevedo. La jornada del sábado, después de la boda, concluyó con una cena popular en la que participaron todos los vecinos que quisieron inscribirse y, después, hubo discomóvil.
S.LACÁRCEL
Foto: Un momento de los esponsales, ante el numeroso público de la localidad.
JESÚS MACIPE
1 comentario
Javier -
Las obras quedan para otro año a ver si hay más suerte.