El romance de Quevedo. Hoy 3 de mayo en El Periódico de Aragón
El romance de Quevedo
El poeta estuvo casado (por conveniencia) durante unos años con una poderosa viuda de Cetina
El robusto castillo alberga la escondida capilla en la que tuvo lugar la boda
D. CHIC 03/05/2014
La capilla en la que se casó Quevedo es uno de esos lugares desconocidos de Aragón que merece la pena conocer. Se encuentra en el interior del gran caserón del castillo de Cetina, un referente artístico que atraviesa los siglos con resignada imperturbabilidad. Es como el cuerpo de un hombre curtido en mil batallas: está lleno de cicatrices, costurones y remiendos, pero es admirable e inspira muchísimo respeto. Encaramado sobre un macizo de piedra de escasa altura, corona la población y preside el pueblo con su sombra protectora.
La historia de Cetina ha estado marcada por el discurrir de esta fortaleza, desde que en el 1120 fuera conquistada por Alfonso I el Batallador. Según indican desde el consistorio, los interesados en conocer esta obra maestra de la arquitectura defensiva, mil veces modificada, ampliada, destruida y vuelta a modificar, tendrán que esperar un golpe de suerte. El propietario del inmueble reside en Valencia, así que solo se puede acceder a su interior los contados días en los que está presente en Cetina. "Es una pena que no se pueda visitar, pues mucha gente pregunta en el consistorio para realizar la visita", reconocen. Los intentos de restauración por parte del Gobierno de Aragón también han quedado inconclusos.
A lo largo de su historia, varias veces se vio el castillo en la necesidad de mostrar su resistencia. Según narra la guía Arte en la provincia de Zaragoza editada por la Diputación Provincial (DPZ), en diversas ocasiones la villa fue asediada y sitiada (franceses, carlistas...) y siempre supo mantener alto el orgullo de las gentes que se defendían en su interior. Pero si por algo ha pasado a la memoria colectiva este recinto es porque en si interior contrajo matrimonio el poeta Francisco de Quevedo con la señora viuda de Cetina, Esperanza de Mendoza, en 1634. Los problemas del poeta en la corte madrileña forzaron una relación por convivencia que acabó en pocos meses sin que la llama del amor se encendiera en ningún momento. Quevedo se hartó de la contemplativa vida de un pueblo de Aragón y Esperanza no quiso vivir las intrigas madrileñas. Ni los amigos ni los familiares de ninguno de los dos contrayentes aprobaron en ningún momento el enlace. "A las cenizas y a los huesos llega, / palpando miedos, la avaricia ciega", resumió el literato.
Pequeñas joyas
La visita a Cetina se puede completar con un paseo por la iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista. Según cuentan desde el ayuntamiento, en su interior se esconde una pequeña joya artística. Es la talla de Santa Ana y el niño Jesús, una deliciosa obra en madera policromada del siglo XVI.
Cetina cuenta con tres ermitas, la de San Juan Lorenzo, patrono de la villa; la de la Virgen de Atocha, en las afueras de la localidad; y la de Santa Quiteria, a varios kilómetros del pueblo. Además, es obligada la visita al centro de interpretación de la contradanza y el dance, una manifestación popular misteriosa y atávica en la que el fuego, el demonio y la religiosidad popular se mezclan en medio de una música monótona.
La contradanza de Cetina sirve para cerrar el día del patrón y su característica principal y única es que se celebra por la noche solo iluminados por la luz de unas antorchas. Se trata de una danza mímica en la que participan ocho contradanceros con caretas y un personaje vestido de rojo, al que llaman el diablo (el único que no lleva careta pero sí la cara pintada con un largo bigote, perilla y patillas), que dirige la ceremonia sin dejar de danzar. La representación acaba con la muerte figurada del diablo a manos del barbero y su resurrección final.
Según indican desde el Ayuntamiento de Cetina, en la localidad suele recabar mucho turismo de mediana edad. En general es un tipo de visitante que acude durante los fines de semana a conocer el patrimonio cercano y los pueblos de toda la comarca. Además, el Camino del Cid, que atraviesa la localidad, es cada vez más popular como han notado desde el consistorio, pues el número de personas que acuden a sellar el pasaporte de la ruta aumenta día tras día.
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Rodrigo de Vivar también se interesó por las riquezas de la villa
El castillo de Cetina ha resistido asedios, ataques y todo tipo de enfrentamientos. No es de extrañar que sus alrededores figuren en el gran poema épico de la literatura en castellano y que la ruta que sigue los pasos del Cid Campeador tenga cada vez más adeptos, según confirman desde el consistorio.
En el heroico Cantar de mio Cid, Cetina es una de las localidades musulmanas por las que pasan el Cid y su hueste en su recorrido por el Jalón. Una zona que el poeta anínimo que glosó las gestas del barbudo guerrero conocía muy bien. Según el texto, en la jornada número 15 del destierro Rodrigo Díaz de Vivar y sus hombres durmieron en un paraje entre Ariza y Cetina. Su presencia bastó para que sus habitantes se vieran obligados a entregarle tributos para evitar actos de violencia.
El Camino del Cid es una ruta señalizada que recorre municipios de ocho provincias. Cuenta con un pasaporte que se sella en los principales hitos, como Cetina
Ficha
Las visitas al castillo de Cetina, al ser una propiedad particular, están restringidas. La capilla solo se puede descubrir cuando los dueños están en el pueblo.
El resto de referentes tiene acceso libre si se concreta la visita con el Ayuntamiento de Cetina.
El poeta estuvo casado (por conveniencia) durante unos años con una poderosa viuda de Cetina
El robusto castillo alberga la escondida capilla en la que tuvo lugar la boda
D. CHIC 03/05/2014
La capilla en la que se casó Quevedo es uno de esos lugares desconocidos de Aragón que merece la pena conocer. Se encuentra en el interior del gran caserón del castillo de Cetina, un referente artístico que atraviesa los siglos con resignada imperturbabilidad. Es como el cuerpo de un hombre curtido en mil batallas: está lleno de cicatrices, costurones y remiendos, pero es admirable e inspira muchísimo respeto. Encaramado sobre un macizo de piedra de escasa altura, corona la población y preside el pueblo con su sombra protectora.
La historia de Cetina ha estado marcada por el discurrir de esta fortaleza, desde que en el 1120 fuera conquistada por Alfonso I el Batallador. Según indican desde el consistorio, los interesados en conocer esta obra maestra de la arquitectura defensiva, mil veces modificada, ampliada, destruida y vuelta a modificar, tendrán que esperar un golpe de suerte. El propietario del inmueble reside en Valencia, así que solo se puede acceder a su interior los contados días en los que está presente en Cetina. "Es una pena que no se pueda visitar, pues mucha gente pregunta en el consistorio para realizar la visita", reconocen. Los intentos de restauración por parte del Gobierno de Aragón también han quedado inconclusos.
A lo largo de su historia, varias veces se vio el castillo en la necesidad de mostrar su resistencia. Según narra la guía Arte en la provincia de Zaragoza editada por la Diputación Provincial (DPZ), en diversas ocasiones la villa fue asediada y sitiada (franceses, carlistas...) y siempre supo mantener alto el orgullo de las gentes que se defendían en su interior. Pero si por algo ha pasado a la memoria colectiva este recinto es porque en si interior contrajo matrimonio el poeta Francisco de Quevedo con la señora viuda de Cetina, Esperanza de Mendoza, en 1634. Los problemas del poeta en la corte madrileña forzaron una relación por convivencia que acabó en pocos meses sin que la llama del amor se encendiera en ningún momento. Quevedo se hartó de la contemplativa vida de un pueblo de Aragón y Esperanza no quiso vivir las intrigas madrileñas. Ni los amigos ni los familiares de ninguno de los dos contrayentes aprobaron en ningún momento el enlace. "A las cenizas y a los huesos llega, / palpando miedos, la avaricia ciega", resumió el literato.
Pequeñas joyas
La visita a Cetina se puede completar con un paseo por la iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista. Según cuentan desde el ayuntamiento, en su interior se esconde una pequeña joya artística. Es la talla de Santa Ana y el niño Jesús, una deliciosa obra en madera policromada del siglo XVI.
Cetina cuenta con tres ermitas, la de San Juan Lorenzo, patrono de la villa; la de la Virgen de Atocha, en las afueras de la localidad; y la de Santa Quiteria, a varios kilómetros del pueblo. Además, es obligada la visita al centro de interpretación de la contradanza y el dance, una manifestación popular misteriosa y atávica en la que el fuego, el demonio y la religiosidad popular se mezclan en medio de una música monótona.
La contradanza de Cetina sirve para cerrar el día del patrón y su característica principal y única es que se celebra por la noche solo iluminados por la luz de unas antorchas. Se trata de una danza mímica en la que participan ocho contradanceros con caretas y un personaje vestido de rojo, al que llaman el diablo (el único que no lleva careta pero sí la cara pintada con un largo bigote, perilla y patillas), que dirige la ceremonia sin dejar de danzar. La representación acaba con la muerte figurada del diablo a manos del barbero y su resurrección final.
Según indican desde el Ayuntamiento de Cetina, en la localidad suele recabar mucho turismo de mediana edad. En general es un tipo de visitante que acude durante los fines de semana a conocer el patrimonio cercano y los pueblos de toda la comarca. Además, el Camino del Cid, que atraviesa la localidad, es cada vez más popular como han notado desde el consistorio, pues el número de personas que acuden a sellar el pasaporte de la ruta aumenta día tras día.
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Rodrigo de Vivar también se interesó por las riquezas de la villa
El castillo de Cetina ha resistido asedios, ataques y todo tipo de enfrentamientos. No es de extrañar que sus alrededores figuren en el gran poema épico de la literatura en castellano y que la ruta que sigue los pasos del Cid Campeador tenga cada vez más adeptos, según confirman desde el consistorio.
En el heroico Cantar de mio Cid, Cetina es una de las localidades musulmanas por las que pasan el Cid y su hueste en su recorrido por el Jalón. Una zona que el poeta anínimo que glosó las gestas del barbudo guerrero conocía muy bien. Según el texto, en la jornada número 15 del destierro Rodrigo Díaz de Vivar y sus hombres durmieron en un paraje entre Ariza y Cetina. Su presencia bastó para que sus habitantes se vieran obligados a entregarle tributos para evitar actos de violencia.
El Camino del Cid es una ruta señalizada que recorre municipios de ocho provincias. Cuenta con un pasaporte que se sella en los principales hitos, como Cetina
Ficha
Las visitas al castillo de Cetina, al ser una propiedad particular, están restringidas. La capilla solo se puede descubrir cuando los dueños están en el pueblo.
El resto de referentes tiene acceso libre si se concreta la visita con el Ayuntamiento de Cetina.
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