El "Soldado de los Milagros" en la prensa de Aragón
Familiares del 'soldado de los milagros' de Cetina visitan su tumba en Melilla
Acuden todos los años para recordar la figura de su familiar que se ha convertido en un auténtico fenómeno en la ciudad autónoma.
Heraldo.es
Actualizada 01/11/2016 a las 14:33
La familia de Benito acude cada año a Melilla para homenajearlo
Los familiares del 'soldado de los milagros' acompañados por miembros de la Casa de Aragón en Melilla, como cada año, han llevado flores a la tumba del malogrado aragonés que fue hacer la mili a la lejana la ciudad española y se quedó para siempre.
Ya en 1999, el periodista Enrique Mored contaba en las páginas de HERALDO DE ARAGÓN cómo la tumba de Benito se había convertido en un fenómeno de masas:
Nadie ha podido confirmar cuál fue la verdadera causa del fallecimiento de Benito López Franco, un joven soldado natural de Cetina (Zaragoza), que apareció sin vida el 17 de enero de 1950 en un acuartelamiento de Melilla . La suya fue una muerte sin aclarar de forma convincente y tal vez por ello dio pie a la creación de toda una leyenda en torno al soldado de los milagros, nombre con el que lo conocen prácticamente todos los melillenses. Muchos de ellos, además, lo veneran y están convencidos de que pedirle algo al hermano Benito -otro de los apelativos que recibe popularmente - es garantía de que se cumplirá.
La devoción existe. Los centenares de ramos de flores que adornan su sepultura certifican el enorme arraigo que su figura tiene en las comunidades españolas del Norte de África y en pueblos y ciudades de Andalucía, que incluso organizan peregrinaciones para visitar la tumba, en el cementerio melillense de la Purísima Concepción. Si no se ve, no se puede creer, asegura Jesús Marco, un vecino de Cetina que se ha interesado por descubrir nuevos datos sobre Benito López, sobre su vida y milagros.
La familia del soldado -que tenía 22 años cuando murió- se enteró de la desgracia cuando el cuerpo llevaba ya seis días enterrado en una fosa común. Ninguno de los cuatro quintos de Cetina que estaban en ese mismo destino pudo ver el cadáver y José Moros, hermano del fallecido, explica que, en esos tiempos, cuando no era tan fácil viajar y tampoco había medios económicos, la familia no pudo acudir a Melilla para aclarar las circunstancias de la muerte.
Según la versión oficial que el Ejército transmitió, Benito se quedó solo en el botiquín del cuartel a la hora de la comida y, un rato después, un superior lo descubrió ahorcado en uno de los aseos, con una cadena de váter enrollada al cuello. En ese momento, los suicidas no recibían cristiana sepultura y su cuerpo se enterró en una fosa común.
No se sabe muy bien por qué, pero esa fosa se fue llenando de flores y la leyenda de las acciones milagrosas del cetinero fue tomando más y más fuerza. De hecho, el 30 de mayo de 1977, cuando la familia acudió a Melilla para trasladar los restos a una tumba en el sector católico del cementerio más de tres mil personas esperaban en la puerta porque creían que nos lo íbamos a llevar a Cetina y lo querían impedir, explica el hermano del fallecido. Cuando lo desenterramos, estaba entero, pero su cráneo tenía un agujero en la nuca y el brazo izquierdo lo tenía roto. Desde luego, esos datos fueron suficientes para comprobar que la versión que nos dieron en el cuartel no era cierta y que Benito no se había suicidado, comenta José Moros. ¿Cómo se iba a suicidar con una cadena de váter un tío que medía 1,90?, añade.
La familia no quiso revolver la cuestión y tampoco encontró a nadie en el cuartel que hubiera conocido a Benito, pero con una conversación por allí y otra por allá logró averiguar que detrás del fallecimiento pudo haber una historia de amor, un romance que ha hecho correr litros de tinta en los periódicos de Melilla , pero que nadie ha podido confirmar.
Al parecer -comenta Jesús Marco-, una hija de un mando importante del cuartel se enamoróperdidamente de Benito López cuando estaba ya comprometida con otro oficial allí destinado. La gente cree que se lo quitaron de en medio. A la familia no le extraña esta posibilidad, ya que murió un 17 de enero y el 21, tenía previsto volver a la Península con una semana de permiso tras un año de estancia en Melilla , indica el hermano. Para mí -añade-, que la chica que estaba enamorada de él lo quería acompañar y se lo cargaron.
La familia de Benito López acude todos los años a Melilla para recordar al hermano o tío que perdieron en África. Allí observan el fervor que desata su figura y depositan unas flores sobre su tumba, una ofrenda casi imperceptible en medio del manto de claveles que los melillenses tejen todo el año para ganar la intercesión del soldado de los milagros.
EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS / REPORTAJE
El zaragozano 'soldado de los milagros' brilla en el cementerio de Melilla
El Periódico de Aragón
Benito López Franco murió a los 22 años el 17 de enero de 1950 en extrañas circunstancias -- Las flores que han ido depositando muchos melillenses en su tumba hacen que la suya destaque entre las hileras de tumbas del camposanto de la Purísima Concepción
EFE 01/11/2016
Aunque todos los días del año tiene quien le visite y le deje flores, en el día de Todos los Santos luce de forma especial sobre los cientos de sepulturas del cementerio cristiano de Melilla la tumba de Benito López Franco, el soldado de los milagros.
Las flores que han ido depositando muchos melillenses estos días a medida que se aproximaba esta festividad, pero en especial durante toda esta jornada festiva, hacen que la suya destaque entre las hileras de tumbas del camposanto de la Purísima Concepción.
El aragonés Benito López Franco murió a los 22 años el 17 de enero de 1950, en extrañas circunstancias, en los aseos del cuartel melillense de Regulares donde cumplía el servicio militar.
Oficialmente se suicidó, por lo que no pudo ser enterrado en tierra santa sino en el entonces cementerio civil, separado por una tapia del camposanto de la Purísima para quienes no merecían un enterramiento cristiano.
Sin embargo, cuando en 1977 se derribó el muro y su familia le pudo dar por fin cristiana sepultura junto al resto en la Purísima, se descubrió al trasladar sus restos que su muerte fue violenta, por el cráneo y un brazo rotos, como temían los quintos de su Cetina natal, en la provincia de Zaragoza, que hacían la mili con Benito.
La historia que contaban sus compañeros de regreso a Cetina es que fue asesinado cuando se descubrió su relación con la hija de un mando del Ejército, todo un atrevimiento entonces por parte de alguien de condición humilde como aquel soldado raso.
"No se sabe cómo, pero desde entonces empezó mucha gente de Melilla a venir a esta sepultura", comenta a Efe su sobrino Vicente López, tras participar hoy en la ofrenda floral arropado por paisanos de la Casa de Aragón en Melilla.
A sus 67 años, lleva cerca de 40 viniendo desde la península cada día de Todos los Santos a esta ofrenda, "agradecido de ver que en Melilla le adoran".
Ante la sepultura de su tío contempla el montón de flores que la rodea, hasta el punto de que se ha tenido que instalar una estructura para que quepan todas.
Mariano Carralero, el encargado del cementerio desde hace 38 años, corrobora que "todo el año no faltan flores, sobre todo los viernes, porque murió ese día".
"Pero en Todos los Santos tiene muchas más", declara a Efe Carralero, quien destaca que incluso vienen devotos de fuera de Melilla, "desde Cádiz, o Sevilla".
El encargado recuerda el caso de "una señora con su hijo enfermo, que vino directa del aeropuerto y se pasó todo el día en la tumba, hasta el vuelo de vuelta".
"Es la fe, que mueve montañas. Algo espiritual que nos une", confiesa a Efe uno de estos fieles, Antonio Sánchez, que se ha acercado con un nieto al lugar donde descansan los restos de Benito.
Este melillense relata que "algunos se han curado y lo han aludido a él. Tiene fama de milagros".
"Mira como está la suya, la diferencia con otras tumbas", sentencia, ya que ninguna luce tantas flores ni en el día del año en que más florido está el camposanto, repleto de familiares y amigos de los difuntos que limpian y adornan panteones y nichos.
Y eso que competencia no le faltaría, en un cementerio que desde 1892 es testigo de la historia militar española en el norte de África con auténticos monumentos funerarios, algunos valiosos ejemplos de arte modernista, en memoria de héroes militares o de las víctimas del desastre de Annual.
Entre ellos, en la parcela 31, destaca la de mármol blanco de Benito López, con un busto y una cruz adornados gorras de la Legión, aunque fuera un soldado de Regulares, junto a figuras de vírgenes y ángeles, cruces, rosarios y otros exvotos dejados en agradecimiento a alguno de los milagros que le atribuyen.
"Ruega por nosotros Benito para que seamos dignos de las promesas que te pedimos", reza una placa esculpida a modo de libro abierto.
0 comentarios